La suerte, una palabra con una carga muy fuerte de
contenido. Cuando se pregunta por ella, nadie sabe decirte que es, ni de dónde
viene. Lo que sí sabemos es que no depende de nosotros que aparezca en nuestras
vidas y que cae en nuestras vidas sin control y como una losa.

Si nos ponemos a reflexionar sobre esta palabra, ¿No os
parece que la suerte viene como de algo de fuera de nosotros, de algo que no
tenemos control sobre ello? Que si tengo mala suerte es por algo que no he
hecho bien y si tengo buena suerte es porque me han dado una recompensa. Como
si fuera un castigo divino o una recompensa celestial.
Que mala suerte no haber conocido a esta persona, que mala
suerte he tenido en el trabajo, que mala suerte tengo siempre, que mala suerte…
Que buena suerte he tenido de no tener un accidente,
que buena suerte he tenido de tener dinero, que buena suerte he tenido hoy, que
buena suerte…
Palabras que nos hace sentir que no tenemos el control de
nada, palabras que hace que cedamos las riendas de nuestras vidas a algo
desconocido.
Todos los que creemos que en Gaia tenemos libre albedrío,
que todo lo que ocurre en nuestras vidas es por la ley de causa y efecto, ley
de la atracción. Todo lo que tenemos en nuestro presente es fiel reflejo de
nuestro interior… que todo lo que hemos vivido y que viremos somos responsables
al cien por cien de ello. ¿Dónde podeos posicionar en nuestra vida la suerte?
Vivimos alejados de nuestro poder. Nos han hecho creer que
no tenemos ningún poder sobre nuestras vidas, ni las circunstancias de nuestro
presente. Que somos como una hoja empujada por el viento. Nada más alejado de
la realidad. Todo lo que ocurre en la divinidad, todo lo que ocurre en el
cosmos, en el universo, en el planeta tierra, absolutamente todo, es por y para
algo.
Como seres co-creadores, lo que pensamos, todo lo que
sentimos, lo lanzamos al universo y el universo nos lo devuelve en forma de
experiencia con otras personas. Todas la circunstancias que vivimos en
nuestras vidas es un espejo de nuestro interior, absolutamente todo. Si quieres
cambiar las experiencias que estás viviendo, cambia tu interior, tu forma de
sentir tu vida.
Solo se trata de que poco a poco vayamos tomando conciencia
de nuestro interior, y a través de estas experiencias que estamos viviendo
vayamos caminando hacia nuestra apertura de conciencia, hacia el amanecer de
una humanidad consciente.
Nada escapa a la ley de libre albedrío.
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