Vivimos en un mundo dual donde predominan los juicios y
prejuicios. Lo fácil que nuestra mente bascula del blanco al negro, de arriba a
abajo, de feo a bonito, de gordo a flaco y sobre todo entre bueno y malo.
Hay que diferenciar entre un mundo dual y la dimensión en
que vivimos, pues la dimensión en la que estamos para nada es dual, somos
nosotros la que la vivimos dualmente.
No es nada nuevo para algunos de vosotros esto que expreso.
Fuera de la dualidad del sistema de creencias de nuestra mente hay dos bloques
claros de personas que caminan en nuestra amada Gaia.
En el Libro III de Gnosis de Mouravieff, se refiere varias
veces a la coexistencia de dos razas esencialmente diferentes. Debemos
enfatizar el hecho de que desde el punto de vista esotérico, el último término
no tiene significado despectivo. “ …Las Escrituras contienen más de una
referencia a la coexistencia en nuestro planeta de estas dos humanidades – que
son ahora similares en forma pero distintas en esencia”.
Una de ellas serían unos seres que llevan experimentando la
tercera dimensión durante suficientes reencarnaciones como para haber conectado
con su corazón. Viendo todo lo que les rodea desde la comprensión que otorga el
conocimiento de uno mismo. Seres espirituales en cuerpo y alma. Donde su
prioridad es la totalidad desde su apertura de conciencia y su amor a todo lo
que le rodea. Caminan respetando y comprendiendo las leyes del universo.
El otro grupo, nuevo en tercera dimensión, con aún las funciones
conciénciales de segunda dimensión, su máxima es el poder, el dinero, la fama,
la manipulación, etc. con la característica de tener activos únicamente los
tres chakras inferiores, pues el resto aún no los tienen. Este grupo sin
empatía por los demás suelen tener puestos de poder pues es lo único que
entienden pues viven sin comprender el sufrimiento del otro. Viven desde un
continuo Yo anclado en lo más profundo de su ego.
Debemos vivir teniendo el corazón como brújula. El
conocimiento es la única herramienta válida que tenemos para poder comprender
todo lo que está pasando. Comprender que en la quietud tendremos las infinitas
posibilidades para tomar decisiones con consciencia.
Vivir en la dualidad no es una opción para aquellos que
viven desde el corazón.
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