martes, 3 de marzo de 2015

Energía Masculina y Energía Femenina




Todos y cada uno de nosotros contenemos la energía femenina y la energía masculina. En diferentes momentos del día usamos una u otra, dependiendo de cómo tengamos que manejar la situación en ese momento.
 

El principio de la Generación
"La generación existe por doquier. Todo tiene sus principios masculino y femenino. La generación se mantiene en todos los planos"
El Kybalión

Hemos estado bajo la radiación de la energia masculina, energía de protección, de voluntad, de impulso pero estamos regresando a la energía de la Madre tierra, a la energía de la Diosa que tenemos cada uno dentro. Estamos retornando al aspecto femenino de la creacion, energía del cuidado, de la generosidad y de la compasión.
La energía femenina es la energía del cambio, de la transmutación. Sentir nuestra energía femenina es sentir la fusión, es de dejarse Fluir con todo lo que nos rodea, es sentir la capacidad de entrega, la capacidad de albergar y de cobijar.
La energía masculina es el aspecto que está enfocado exteriormente, es una manifestación externa. Por lo tanto comprende una intensa fuerza creativa en movimiento. Es natural para la energía masculina estar altamente enfocada y orientada hacia un fin. De esta manera, la energía masculina crea la individualidad y os permite separaros de la Unidad, de la Totalidad, y ponerse de pie solos.
Estos dos tipos de energías confluyen en el ser humano. Somos seres duales  y poseemos en nuestro interior lo masculino y lo femenino… el DIVINO MASCULINO Y EL DIVINO FEMENINO.
Ahora es el momento de dar cobijo a nuestra energía masculina, de transmutarla y así, integrarla en nuestra vida... Integrar las polaridades… fusionar lo opuesto. Cuando todo esto lo logremos despertara el PODER SAGRADO FEMENINO.
Los hombres y las mujeres han sido heridos en el pasado. La herida de la mujer se encuentra en el útero y la herida del hombre en lo más profundo de su corazón.
Debido a que las energías masculinas fueron las dominantes en el pasado, y las energías del poder y la opresión, los hombres se vieron obligados a cerrar su corazón. Tenían que ser fuertes y duros, esta fue la imagen ideal de ser hombre. Pero de esta manera los hombres se alejaron de su corazón (de lo femenino, de los sentimientos). Muchos hombres se encerraron en sus mentes, se hizo difícil para ellos expresar sus emociones y sentimientos. Por su parte, la mujer debido a la herida en su útero perdió su poder, su fuerza creadora. Encerrando sus sentimientos y su autoestima en lo más profundo de su corazón. Perdió la conexión con el exterior, con sus raíces ancestrales. Aislándose y perdiendo su esencia.
Es tiempo de volver a casa, a nuestros corazones, de unir, integrar y amar el masculino-femenino que tenemos todos dentro.
No se trata de culpabilizar al hombre y a la mujer, sino de unirlos y comprenderlos.  Que el hombre retorne a su corazón, conectando con sus sentimientos y que la mujer reconozco la diosa que lleva dentro y reconecte con su esencia y su sexualidad.

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